Mi primer contacto con la artesanía se produjo a
los 18 años cuando me matriculé en un curso de cerámica en la Universidad Popular
de Gijón; la experiencia me divirtió pero no tuvo continuidad, aún desoía la
llamada de las Musas. Me marché a Barcelona a estudiar Dietética y Nutrición y
cuando terminé la diplomatura me dí cuenta, entonces sí, de que había errado en
la elección de mi profesión.
La efervescente vida cultural barcelonesa había
despertado mi vocación creativa de modo que me pasé por la Escuela Industrial
y me matriculé en Joyería. Durante cuatro años, compaginé y sufragué mis
estudios con diferentes trabajos. Pero mi verdadera formación comenzó cuando
empecé a trabajar en grandes talleres de joyería, para firmas consagradas,
junto a experimentados joyeros, fundidores, esmaltadores, viejos orfebres de
los que aprendí los secretos del oficio y el amor por el trabajo bien hecho.
Trabajando para otros aprendí cuanto sé de joyería, me hice joyera, pero
también deseaba dar cauce a mi creatividad, expresarme, poner la competencia
técnica al servicio de mis propias ideas. Quería hacer mis propias joyas.
Y
por fin mi proyecto tomó forma cuando regresé a Gijón. Seguí un curso del
Centro de Municipal de Empresas y establecí mi propio taller. Al poco, abrí mi
tienda, Atelier joyas, en un pequeño local próximo a la Puerta de la Villa. Han sido diez
años de trabajo duro pero aún podéis encontrarme allí (aquí), en compañía de
Miguel, Benjamin, Rufus, Mariza, perfilando una nueva colección o acabando un
último encargo. La tienda está abierta, pasaos cuando queráis. ¡Sois todos bienvenidos!